Incluso hoy en día, son muy pocos los padres que disponen del tiempo y la voluntad necesarios para dedicarse plenamente a su aventura parental.
Entre los numerosos métodos y enfoques disponibles, es fácil sentirse abrumado y optar por recurrir únicamente a la experiencia personal para educar a los hijos lo mejor posible.
Sin embargo, la crianza es una misión que exige múltiples habilidades, y aun aquellos padres que se preparan para ello a menudo carecen de momentos propicios para compartir sus conocimientos con sus hijos.
Ya sea por la carga laboral, una situación monoparental o la sobreexposición a las pantallas, la energía requerida para cuidar a los niños puede ser simplemente abrumadora, lo cual puede disminuir la calidad de las interacciones educativas.
La educación es un proceso exigente, comparable a una serie de maratones, en los que se entrelazan etapas predecibles con sorpresas inesperadas.
Para los padres que desean ofrecer lo mejor a sus hijos, la falta de soluciones que consideren la realidad de su día a día puede generar una sobrecarga y provocar un estrés crónico, perjudicial tanto para su salud como para el bienestar de su familia.
Por ello, era esencial desarrollar un sistema que permitiera a los padres crear un entorno educativo fácil de implementar, que favoreciera la calidad de las interacciones familiares y promoviera el desarrollo autónomo del niño.